Toda su vida había sido un punto minúsculo e insignificante en el universo. Ninguna otra estrella reparaba en su presencia, a pesar de que ella se esforzaba por encajar entre los demás astros del firmamento (su brillo era prácticamente imperceptible).
Cuando decidió rendirse y dejar de intentar encajar, algo se detuvo y la observó. Es, en este momento, cuando por primera vez se dan cuenta de sus cualidades y se interesan por ella. Ella acepta su compañía sin dudarlo porque tiene miedo de que sea un suceso que no volverá a ocurrir ("es ahora o nunca", piensa). Por esto y, por miedo a volver a quedarse sola acepta su compañía.
Sin embargo, lo que no entiende es que sólo cuando ha dejado de intentar encajar se convierte en interesante y digna de atención. Sólo cuando es ella misma y deja de preocuparse consigue atraer una galaxia completa llena de estrellas, planetas y satélites. Por tanto, al olvidar sus preocupaciones y al no intentar parecerse a las otras estrellas brilla con toda su intensidad, por lo que nunca más tendrá que conformarse con el primer viajero que repare en su presencia.
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